La decisión de Donald Trump de imponer aranceles a las exportaciones de México, Canadá y China, tal como había anunciado antes de asumir, causó alarma en los mercados internacionales y despertó el temor de una posible guerra comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático, un contexto internacional que también repercute en Argentina.
Horas después de su entrada en vigor, Trump llegó a acuerdos con México y Canadá para suspender las tarifas por un mes. Sin embargo, las que aplicó a los productos chinos siguen en vigor y, a su vez, el gobierno de Xi Jinping respondió con impuestos al carbón, gas natural licuado, petróleo crudo, autos y maquinaria agrícola.
"Cada vez que se incorporan barreras arancelarias, indirectamente afecta a todo el crecimiento de la economía mundial porque se ralentiza el proceso de intercambio de bienes y servicios en la economía. No impacta directamente sobre Argentina, pero sí afecta a alguno de nuestros socios", explicó a C5N el economista y consultor Damián Di Pace.
En este caso, señaló, el país más afectado es China, el segundo socio comercial más importante de la Argentina después de Brasil. "Desde ese punto de vista, se ralentiza. La verdad es que la inserción de Argentina en el comercio internacional es muy baja, por lo cual los niveles de afectación también son menores. Está muy retrasada respecto de la participación de sus exportaciones", analizó.
El economista Federico Zirulnik, integrante del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), coincidió en que estos aranceles cruzados "pueden impactar indirectamente" en el país.
"Si se confirma la tendencia del alza del dólar y aumento de la tasa de interés, eso puede tener un impacto en el precio de los commodities y, por tanto, menores ingresos para las exportaciones argentinas", señaló.
Este temblor global impactó en los mercados el lunes pasado, mismo día en que el gobierno de Javier Milei dio inicio a la nueva fase del crawling peg, que pasó del 2% al 1%. "Que el dólar se esté fortaleciendo frente a casi todas las monedas del mundo, menos frente al peso, puede hacer que nuestra moneda pierda aún más competitividad frente al mundo", alertó Zirulnik.
"Dependiendo la magnitud, puede llegar a afectar la balanza comercial. El hecho de que suba la tasa de interés norteamericana también hace más costosa la posibilidad de salir al mercado de deuda, si es que el gobierno lo tenía previsto", añadió. El ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que su plan contempla "la posibilidad de shocks externos" y que Argentina "no se va a mover del orden fiscal y monetario".
Para Di Pace, el regreso de Trump a la Casa Blanca aumenta la complejidad del escenario internacional porque "genera que la economía vaya funcionando en bloques". "Por una parte, Estados Unidos está aplicando intentos de medidas proteccionistas. Por otra, el bloque BRICS está mostrando intentos de tener su propia moneda. A su vez, Argentina tendría oportunidades para avanzar en la Comunidad Económica Europea, pero eso va a ser muy lento", advirtió.
"En el caso de Argentina, tendría más oportunidades dentro de la relación con Norteamérica por la afinidad política que hay entre los presidentes. A mi criterio, hay oportunidades en todo lo que tiene que ver con agroindustria, o sea vender alimentos de valor agregado, y también avanzar en las exportaciones de petróleo, gas y minería. Y le sumaría este intento de Argentina de convertirse en el tercer hub tecnológico del mundo, donde podría generar servicios transables en la economía del conocimiento", enumeró el especialista.
Sin embargo, consideró que Argentina debería tomar algunas medidas antes de buscar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. "Para bajar barreras arancelarias, primero deberíamos mejorar la competitividad de nuestros sectores en relación a Norteamérica, que tiene un nivel de productividad muy grande. Argentina debería ir a un sendero previo de reducción de regulaciones, presión tributaria y mejora de la infraestructura", sostuvo.