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Ante el futuro inmediato, el presidente Javier Milei aseguró que continuará su política de déficit cero durante el próximo año, pese a las elecciones legislativas que se celebrarán en 2025 “No vamos a hacer política monetaria ni fiscal para tratar de influenciar sobre el resultado electoral”, prometió, en un hecho inédito de la democracia, según el libertario.
“Hoy puedo decirles que hemos superado la prueba de fuego. Hemos salido del desierto: la recesión terminó y el país finalmente ha comenzado a crecer”, expresó el mandatario en el aniversario de su gestión. Mientras algunos sectores celebraron avances y valoraron la estabilización macroeconómica, atravesada por la creciente desregulación del mercado, otros estratos de la población sufrieron los costos sociales y desequilibrios que aún persisten. Esos serán los desafíos del disruptivo mandatario en materia económica en un año que termina en octubre, con las elecciones legislativas (del resultado dependerá un nuevo rumbo económico): la reactivación de la economía real, con recuperación del consumo doméstico y del poder adquisitivo de los salarios; la salida del cepo al dólar (no hay inversión ni crecimiento con prohibiciones cambiarias) con un tipo de cambio equilibrado y la macroeconomía ordenada.
Crawling peg del 1%: ¿salida del cepo y esquema de tipo de cambio flotante?
Si el objetivo del primer año fue bajar la inflación y controlar el dólar, las miradas para este 2025 se centrarán en la posibilidad de eliminar el cepo cambiario con una salida tranquila y con control de daños. El pedido de la mayoría de los ejecutivos más importantes del país, también aparece en el radar del Presidente como uno de los principales objetivos del segundo año de gestión.
"El programa genera una inflación inducida de 2,5% mensual. En la medida que repitamos otro mes con inflación en torno al 2,5% mensual, habilita que pasemos a bajar el crawling peg al 1%. Ahí vamos a tener una inflación objetivo de 1,5%. Si eso persiste, estamos en condiciones de ir a una parte vinculada ya a la flotación limpia y si resolvemos el problema de stock del Banco Central y la base monetaria en el formato tradicional coincide con la base monetaria amplia, estamos en condiciones de abrir el cepo", expresó el jefe de Estado.
Además, agregó: "Se tienen que cumplir esas tres metas para que podamos abrir el cepo sabiendo que no va a generar inestabilidad de la demanda de dinero. Ese es el eje central. Ya tenemos menos inflación que el mundo, porque sacás el crawl y estaríamos en deflación”.
En el Gobierno están confiados de que en los primeros meses del 2025 (a mitad de enero o en marzo estiman los pronósticos) podrán avanzar con la baja de la tasa de devaluación para terminar de planchar la inflación. La idea es pasar a un régimen de tipo de cambio flotante en el que el valor de una moneda se determina por la oferta y la demanda en el mercado de divisas. En este régimen, el Gobierno y el Banco Central no intervendrán directamente en la determinación del tipo de cambio.
Las negociaciones con el FMI, que incluyen solicitudes de mayores desembolsos iniciales (entre u$s15.000 y u$s20.000 millones) para robustecer las arcas de un Banco Central con reservas netas negativas, serán determinantes para garantizar la estabilidad del programa económico. No obstante, considerando que Argentina es el principal deudor del organismo desde 2018 (cuando brindó el préstamo más grande de la historia del FMI), un desembolso significativo adicional que no esté destinado exclusivamente a refinanciar la deuda con el organismo parece improbable.
Cabe recordar, que el crawling peg actual, que ajusta el tipo de cambio un 2% mensual, pasó de ser un ancla cambiaria a un factor de inercia frente a una inflación que desaceleró más lento de lo necesario para el programa económico y un dólar fortalecido globalmente. Esto no solo afectó la competitividad del sector exportador, sino que también incentivó la importación, con impacto negativo en la producción local y el empleo.
También, aumentó considerablemente la competitividad del peso. En otras palabras, se abarató la Argentina. Así, el peso ha tendido a apreciarse y el tipo de cambio real se va acercando a niveles como los que tenía a fines de 2017 o en etapa final de la Convertibilidad, es decir momentos que precedieron a una corrección. El consumidor se volcó a adquirir bienes durables dolarizados, y a vacacionar al exterior con la idea de aprovechar el atraso cambiario. Un mayor consumo de bienes dolarizados solo podrá mantenerse si desde la cuenta capital siguen ingresando dólares financieros al país, como ocurrió en los últimos tres meses gracias al blanqueo de capitales.
Tipo de cambio real multilateral
Pasó la recuperación, llegó la hora del crecimiento económico: actividad, salarios, jubilaciones y pobreza
El gran éxito de Javier Milei en estos 12 meses fue la reducción de la inflación, que del 25,5% de diciembre de 2023 pasó al 2,4% en noviembre de este año, la más baja en más de cuatro años. Sin embargo, la gran deuda sigue siendo la reactivación de la economía, tras una recuperación de los salarios privados formales que todavía no alcanzó los niveles de noviembre 2023 y la pulverización de los ingresos de los empleados públicos y los trabajadores informales.
La recuperación de la actividad fue heterogénea: sectores como agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+38,9%), explotación de minas y canteras (7,1%) y pesca (8,2%) crecieron en la comparación interanual acumulada a octubre, mientras que Construcción (-19,5%), Industria (-12,4%) y Comercio (-10,8%) registraron las bajas más pronunciadas.
Los pronósticos auguran un crecimiento del PBI entre el 4% y el 5%, con un arrastre estadístico positivo para el año que viene del 2% si no se produce ninguna devaluación. Se explica este dato por la comparación del primer trimestre del 2024 con el año que viene, donde tuviste un primer año de gestión durísimo, con una fuerte recesión en los primeros meses. Además, el consenso de las consultoras y los especialistas indican una inflación entre el 20% y el 30% para el 2025.
La recuperación salarial será crucial para sostener el consumo. El Gobierno deberá garantizar que los salarios de los trabajadores, especialmente en el sector público e informal, continúen recuperándose frente a la inflación. La promesa del oficialismo de no devaluar y la planificación de una baja de impuestos alentarían un consumo que estuvo apagado a lo largo del año (la caída del consumo masivo por cifras llegó a superar el 20% interanual)
Además, Milei ratificó que el próximo año intentarán avanzar “en una agenda de privatizaciones y en una profundización de la reforma laboral” y que en la medida “en que salga la reforma laboral“ podrán “avanzar en una reforma previsional”. Con este objetivo, buscará que cada vez más empresarios se animen a invertir, tomen personal y el desempleo, que en el último trimestre se ubicó en el 6,9%, descienda.
El empleo en el tercer trimestre de 2024 se mostró estable con tasa de actividad del 48,3% y una tasa de empleo del 45%. Eso sí, se observó una precarización laboral ya que la caída de 379.000 asalariados formales -3,7% interanual- fue compensada por un incremento de 378.000 no asalariados (+7% i.a.) y un leve aumento de 4.000 asalariados informales.
En el mismo sentido, producto de la aceleración inflacionaria en los primeros meses de gestión, y la consecuente abrupta caída del salario real, los niveles de pobreza llegaron a superar en el primer trimestre 55%, y tocaron un nivel no visto en dos décadas (lo mismo para la indigencia). Aunque esos registros se están moderando, ante la lenta recuperación del salario real, y estiman que el último trimestre rondaría debajo del 40%, niveles aún muy elevados.
"La pobreza va a seguir cayendo. Erradicamos el peor impuesto que hay para los vulnerables, la inflación. La otra forma de seguir bajando la pobreza es generando crecimiento económico. Argentina tocó piso en marzo/abril y a partir de ahí la tasa de crecimiento implícita a hoy sería 10%. Si tomo la última estimación de las cuentas nacionales, el tercer trimestre la economía creció 3,9%", expresó el mandatario.
La gran pregunta que sobrevuela en el mercado es si en un esquema de dólar barato el sector industrial logrará ser competitivo para mantener niveles de empleo y actividad. El Gobierno confía en la generación de los dólares de Vaca Muerta, la minería y un agro con menos retenciones, mientras instrumenta la apertura comercial y promete bajar "costo argentino" en impuestos y regulaciones.
¿Y si sale mal? Conclusiones de una economía que dependerá del financiamiento exterior y de evitar un shock externo
No hubo un solo pronóstico de consultoras especializadas y gurús de la city porteña que haya estado cerca de lo acaecido en 2024 en el primer gobierno de un economista en la historia del país. En medio de una fuerte recesión, se encontraban los optimistas que se preguntaban “¿y si sale bien?” y los que “no la veían”. En este sentido, los desafíos para 2025 serán enormes y requerirán decisiones estratégicas para consolidar lo obtenido y evitar retrocesos. Nobleza obliga, existe bastante entusiasmo para lo que viene.
El éxito dependerá de la capacidad del Gobierno para mantener el equilibrio entre la confianza de los mercados, la gestión de riesgos estructurales y la implementación de reformas clave. La alta deuda pública, tanto en pesos como en dólares, plantea serios interrogantes sobre la sostenibilidad fiscal a mediano plazo.
Hay buenos argumentos macroeconómicos para creer que, de continuar el equilibrio fiscal y las desregulaciones, mantenerse la disciplina monetaria y aprovechar el potencial de Vaca Muerta y la minería, se produzca la salida del cepo cambiario con un dólar controlado. La clave será el equilibrio entre la apreciación del peso y las mejoras a la productividad, para que el resultado no sea otra vez el deterioro de la actividad económica (PyMEs principalmente) y el empleo.
Uno de los interrogantes es si este repunte podría dar lugar a un ciclo de crecimiento sostenido de la economía; es decir, que se prolongue en los próximos años. Se sabe, cualquier shock externo -abrupta suba de tasas en Estados Unidos, devaluación brusca del real en Brasil, fuerte apreciación internacional del dólar y/o un menor precio de la soja- tendría un impacto directo en Argentina, lo que podría interrumpir esta tendencia alcista de la actividad.
No es un dato menor: cada vez que Argentina ha intentado dominar la inflación atrasando el tipo de cambio se terminó en crisis. ¿Y si sale mal?