Los gatos son, junto con los perros, los animales más elegidos a lo largo de la historia para tenerlos como mascotas en nuestros hogares. Si bien es cierto que a ellos se les debe brindar determinados cuidados y cariño, el amor por esta clase de felinos puede convertirse en una obsesión y ser peligroso.
Si bien es cierto que hay una serie de riesgos asociados con los comportamientos obsesivos, este amor por los felinos desea transmitir un gran sentido de respeto, amor, responsabilidad y compromiso con ellos. También es importante remarcar que existe una impacto positivo en la salud emocional y física de las persona como así también de las mascotas.
Por otro lado, se debe tener en cuenta -según indican especialistas- que la convivencia con animales de compañía es beneficiosa para personas con enfermedades cardiovasculares porque contribuyen a reducir la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Conocé los detalles.
De qué forma se denomina al amor por los gatos y por qué es peligroso que sea extremista
El amor por los gatos se denomina ailurofilia, una palabra poco común que describe una relación emocional profunda y afectuosa con ellos. Este sentimiento involucra un vínculo especial que incluye admiración, el cuidado y un apego emocional significativo, sin embargo, el concepto no solo se limita a la afición por ellos y por eso se debe reconocer que detrás también hay profundas implicancias.
Etimológicamente, el término viene de las palabras griegas αλουρος (aílouros, ‘gato’) y philía (φιλα), que significa “amor”, “amistad”, “inclinación hacia algo”, “afinidad”, “afición”, “simpatía” o “tendencia”. El psicólogo, Unai Aso Poza, experto en Neuropsicología de Unobravo España, sostiene que el afecto hacia los animales es un fenómeno natural que aporta bienestar emocional y psicológico, aunque, este vínculo puede derivar en comportamientos extremos que afectan la vida de las personas.
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También, indica que la ailurofilia puede manifestarse como una obsesión en donde el dueño concentra toda su atención en el cuidado del gato dejando de lado otros aspectos importantes de su vida como relaciones sociales o el trabajo. Otro factor a tener en cuenta es que se la vincula con comportamientos patológicos como las parafilias o los trastornos obsesivo-compulsivos, que pueden adquirir una connotación sexual y es de suma importancia conocer el límite entre ambas formas de utilizar el concepto.
Los trastornos obsesivo-compulsivos también está relacionados con la ailurofilia e incluyen síntomas como una preocupación constante por el bienestar del gato, ansiedad al dejarlo solo en casa y conductas compulsivas para aliviar esa ansiedad como limpiar en exceso o mantener un orden en el entorno del animal. Estas afecta significativamente la vida social, laboral y emocional de las personas que la padecen.
La ailurofilia puede clasificarse en tres categorías principales: una atracción natural y positiva hacia los gatos, un trastorno parafílico que implica una obsesión desmedida, y un trastorno por acumulación que pone en riesgo el bienestar de los animales.