Para llevar a cabo una vida plena, no solo es importante estar físicamente sino que también mentalmente. La salud mental no está relacionada únicamente con la ausencia de estrés, sino de una serie de hábitos que conectan cuerpo y mente.
Existen ciertas prácticas saludables que benefician la estabilidad emocional al regular funciones clave del sistema nervioso y que además reducen el estrés.
Para llevar a cabo una vida plena, no solo es importante estar físicamente sino que también mentalmente. La salud mental no está relacionada únicamente con la ausencia de estrés, sino de una serie de hábitos que conectan cuerpo y mente.
Los especialistas del tema destacan que realizar diariamente ciertos hábitos saludables mejoran ampliamente las emociones y los estados de ánimos de las personas. El sistema nervioso no sólo emite órdenes hacia los músculos y órganos, sino que también recibe información del cuerpo, como la postura y el estado de las vísceras, lo que influye directamente en cómo las personas procesan las experiencias diarias.
Entre las herramientas prácticas y conocimientos científicos para cuidar la salud mental, se destacan los siguientes hábitos:
Uno de los pilares fundamentales para el bienestar mental es la alimentación, ya que la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en este aspecto, ya que tiene cuatro funciones principales: apoyar el metabolismo, fortalecer el sistema inmunológico, proteger contra agentes patógenos y regular la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Este último punto es especialmente relevante, ya que la conexión entre ambos órganos influye en el estado emocional y la capacidad de lidiar con el estrés. Además una dieta balanceada beneficia al cuerpo y contribuye a mantener un equilibrio emocional.
El dormir bien es una necesidad básica para la mente. La relevancia del sueño en la salud mental no sólo permite al cuerpo recuperarse físicamente, sino que también es esencial para procesar emociones, consolidar aprendizajes y regular el estado de ánimo.
La falta de sueño puede agravar los niveles de estrés y dificultar la capacidad de tomar decisiones, lo que impacta negativamente en el bienestar general y establecer rutinas de sueño consistentes así como evitar factores que interfieran con el descanso, como el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir, son medidas clave para mejorar la calidad del sueño y, por ende, la salud mental.
La actividad física también ocupa un lugar central en la regulación del cuerpo y la mente, ya que además de que fortalece el cuerpo, estimula la liberación de endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”. Estas sustancias químicas naturales ayudan a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la sensación de bienestar.
La respiración consciente es una herramienta para manejar el estrés y mejorar la salud mental. Practicar técnicas de respiración profunda y controlada permiten al sistema nervioso reducir la respuesta al estrés, lo que contribuye a un estado de calma y equilibrio emocional.
El papel de la atención plena o mindfulness en el bienestar mental y esta práctica consiste en enfocar la atención en el momento presente, sin juzgar las experiencias ni dejarse llevar por pensamientos negativos.
Además, la atención plena ayuda a las personas a desarrollar una mayor conciencia de sus emociones y reacciones, lo que facilita una mejor gestión del estrés y una mayor claridad mental. Incorporar la atención plena en la vida diaria no requiere grandes esfuerzos, sino pequeños momentos de pausa para observar y conectar con el entorno.