El sueño es una función biológica fundamental para el organismo, pero no siempre es posible dedicarle el tiempo necesario. Factores como compromisos laborales, estudio o situaciones personales pueden reducir drásticamente las horas de descanso. Ante esta realidad, surge una pregunta clave: ¿es preferible dormir aunque sea una o dos horas, o directamente no dormir?
Las consecuencias luego de dormir poco varían según la duración del descanso. Permanecer despierto por periodos prolongados deteriora la función cognitiva, afectando la concentración, la memoria y el estado de ánimo. Sin embargo, un sueño breve puede ser suficiente para mitigar algunos de estos efectos negativos. Determinar cuál de las dos opciones es menos perjudicial requiere considerar los efectos en el organismo y la posibilidad de recuperación posterior.
¿Qué hace mejor a la salud: no dormir o hacerlo al menos unas horas?
Dormir aunque sea una o dos horas es mejor que no descansar en absoluto. Esto se debe a que el sueño se compone de ciclos de aproximadamente 90 minutos, durante los cuales el cuerpo atraviesa distintas fases que permiten la recuperación física y mental. Lograr al menos un ciclo completo de sueño, aunque sea en un tiempo limitado, ayuda a reducir la sensación de fatiga.
Por el contrario, no dormir en absoluto puede generar un deterioro similar al de una intoxicación alcohólica. Se comprobó que estar despierto por 18 horas afecta el desempeño cognitivo de la misma manera que un nivel de alcohol en sangre del 0,05 %. Si la privación se extiende a 24 horas, el impacto equivale a un 0,10 %, es decir, un estado de embriaguez total. Esto disminuye los reflejos, la capacidad de concentración y la toma de decisiones, aumentando el riesgo en actividades como la conducción o el manejo de maquinaria.
Estudios también demostraron que el impacto de la falta de sueño no afecta a todas las personas por igual. Factores como la edad, el género y la predisposición genética influyen en la capacidad de resistir periodos sin dormir. Por ejemplo, los adultos suelen tolerar mejor la falta de descanso que los adolescentes, mientras que las mujeres, aunque parecen manejar mejor la privación de sueño, tardan más en recuperar su ritmo normal de descanso.
Si bien dormir poco no sustituye un descanso completo, inclinarse por al menos una hora y media de sueño puede marcar una diferencia en el bienestar y el rendimiento del día siguiente. En cambio, prolongar la vigilia sin descanso alguno solo acentúa los efectos negativos y dificulta la recuperación posterior.