El sueño es esencial para la salud y el bienestar general. Según la Sociedad Española del Sueño, los problemas de sueño afectan al 45% de la población mundial, y se estima que solo una de cada tres personas disfruta de un sueño saludable.
Esta cuestión ha provocado opiniones encontradas entre los especialistas. La carencia de sueño puede ser un factor que favorezca la aparición de trastornos graves, los cuales sería ideal prevenir.
El sueño es esencial para la salud y el bienestar general. Según la Sociedad Española del Sueño, los problemas de sueño afectan al 45% de la población mundial, y se estima que solo una de cada tres personas disfruta de un sueño saludable.
En cuanto a la posición ideal para dormir, un artículo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el médico Juan Carlos del Razo sugiere que dormir de lado, especialmente del lado izquierdo, es más beneficioso, ya que ayuda a prevenir dolores cervicales y de espalda, mejora la respiración, reduce los ronquidos y disminuye el reflujo.
Sin embargo, surge una duda muy habitual en muchas personas: ¿Conviene más dormir con o sin almohada? En este artículo recopliamos información de varios estudios sobre el tema.
Carlos Maestro Lara, fisioterapeuta con mención en Terapia Manual y consultor de Advance Medical, comenta en uno de sus artículos que el uso de la almohada es una costumbre adquirida por la mayoría desde muy pequeños. Según él, este objeto no es estrictamente necesario cuando una persona se encuentra completamente sana, ya que puede llegar a ser más útil cuando se experimenta alguna dolencia, como rigidez en el cuello o problemas de postura, como la cabeza y el cuello inclinados hacia adelante.
Por otro lado, el Centro de Investigación de Sueño advierte que no es recomendable dormir sin almohada, ya que depende de la posición en la que duerma la persona.
En ciertos casos, explican, puede ser necesario usar una almohada para mantener la cabeza alineada con la columna. De no hacerlo, podrían presentarse problemas como rigidez o malestar en el cuello y la espalda, además de posibles complicaciones como acidez estomacal, reflujo o dificultades para respirar en personas que roncan.