Qué es mejor: una dieta baja en grasas o baja en carbohidratos

Ambas promueven cambios sustanciales en la alimentación cotidiana, pero con fundamentos y efectos diferentes.

El debate sobre cuál es la mejor dieta para mantener un peso saludable y cuidar el organismo lleva años generando controversias entre nutricionistas, médicos y especialistas en bienestar. En ese contexto, dos enfoques suelen ser los más populares y debatidos: las dietas bajas en grasas y las dietas bajas en carbohidratos.

Factores como la genética, el estilo de vida, la actividad física y las condiciones de salud preexistentes juegan un papel clave a la hora de definir cuál es el plan alimentario más adecuado. En este escenario, diversos expertos han decidido profundizar en la comparación entre los dos modelos alimentarios.

Qué es mejor para la salud: tener una dieta baja en grasas o en carbohidratos

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Los carbohidratos que debé consumir y cuáles evitar

Los carbohidratos que debé consumir y cuáles evitar

Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Stanford sugiere que no existe un régimen alimentario universalmente mejor que otro. “Todos tenemos ese amigo al que le funcionó increíblemente bien una dieta, y otro que hizo lo mismo sin lograr resultados. Quizás la pregunta no sea cuál es la mejor dieta, sino cuál es la mejor dieta para cada persona, planteó Christopher Gardner, profesor de medicina y uno de los autores del trabajo.

La investigación incluyó a 609 personas de entre 18 y 50 años (en su mayoría mujeres), quienes fueron asignadas al azar a dos grupos: uno siguió un plan bajo en grasas, y el otro uno bajo en carbohidratos. La consigna fue clara: evitar los alimentos procesados y ultraprocesados, y comer comida real sin llegar a pasar hambre.

A lo largo de un año, ambos grupos perdieron, en promedio, unos 5,9 kilos por persona. Sin embargo, las respuestas individuales fueron muy variables: algunas personas llegaron a bajar hasta 27 kilos, mientras que otras incluso aumentaron hasta 9 kilos.

Los resultados dejaron algo en claro: no hubo una ventaja significativa entre una dieta y otra. Según los investigadores, la clave parece estar menos en el tipo de régimen y más en cómo se adapta ese plan a las características individuales de cada persona.

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