Tiene 46 años pero quiere parecer de 30 y practica un insólito tratamiento: ¿cuál es el hombre que quiere sorprender a la ciencia? Se trata de un empresario estadounidense, fundador de la compañía Kernel (tecnología cerebral) y de Braintree, que vendió a PayPal por 800 millones de dólares.
Hoy, es más conocido por su Proyecto Blueprint, una rutina extrema de longevidad con la que busca revertir el envejecimiento y tener el cuerpo de un joven de 18 años, aunque ya pasó los 40.
En TikTok, Instagram y YouTube, se volvió un fenómeno viral. Los hashtags como #blueprintprotocol o #bryanjohnson acumulan millones de visualizaciones. Su experimento personal está generando una nueva narrativa sobre la longevidad y la biohacking culture. Algunos lo ven como un gurú del futuro, otros como un símbolo de los excesos de Silicon Valley. Sin embargo, es innegable que su discurso influye en cómo percibimos el envejecimiento, la salud y el cuerpo en la era digital.
Cuál es la historia de Bryan Johnson, el hombre que quiere parecerse más jóven aunque le pasen los años
Un dato que ronda alrededor de su polémica figura es que invierte más de 2 millones de dólares al año en mantener su cuerpo con funciones juveniles. Pero no se trata solo de cremas ni gimnasios premium: Bryan Johnson lleva al extremo el concepto de “biohacking”. Su rutina incluye más de 100 suplementos diarios, una dieta cronometrada y estrictamente medida, sesiones de entrenamiento físico y mental diseñadas por inteligencia artificial, y hasta transfusiones de plasma de su hijo de 17 años, lo que generó una oleada de críticas y debate ético.
Su cuerpo está bajo vigilancia 24/7 por un equipo médico de más de 30 especialistas, quienes registran cada parámetro, desde el ritmo cardíaco hasta el estado de su flora intestinal. Bryan no solo quiere “verse joven”: su meta es que cada uno de sus órganos —desde el corazón hasta el pene— funcione como si tuviera 18 años.
Este enfoque quirúrgico y científico sobre el cuerpo humano plantea una pregunta inquietante: ¿estamos frente a un millonario obsesionado con desafiar el tiempo o ante el primer humano en testear una nueva forma de evolución?. En un mundo donde el envejecimiento es visto casi como una condena, Johnson propone otra narrativa: la de la eterna optimización, donde el cuerpo es una máquina que, con los recursos suficientes, podría nunca envejecer.