El expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue operado con éxito por una obstrucción intestinal, secuela del ataque que sufrió al ser apuñalado en el abdomen en septiembre de 2018, y salió de terapia intensiva, aunque los médicos advirtieron que el postoperatorio será "muy delicado y prolongado".
La cirugía se realizó este domingo en el Hospital DF Star de Brasilia y duró más de 12 horas. Según el equipo médico, el procedimiento "transcurrió sin incidentes y no requirió transfusión de sangre". El exmandatario había sido internado el viernes tras sufrir un fuerte dolor abdominal.
"Fue una cirugía extremadamente compleja, pero el resultado final fue excelente", afirmó el cardiólogo Leandro Echenique este lunes en conferencia de prensa. Agregó que las próximas 48 horas "serán críticas" para ver cómo avanza el tratamiento. "Va a ser un postoperatorio muy delicado y prolongado", remarcó.
El médico agregó que Bolsonaro está "despierto, consciente, conversando e incluso ya hizo algún chiste", aunque por ahora se alimenta por suero. El jefe de cirugía, Cláudio Birolini, señaló que "si todo ocurre como está previsto", permanecerá internado "por lo menos dos semanas".
El expresidente, de 70 años, publicó un posteo en su cuenta de Instagram donde agradeció a todas las personas que se preocuparon por él. "Según los médicos mi salud es estable, pero la recuperación requiere cuidados intensivos y será gradual", explicó.
"Esta fue la sexta cirugía relacionada con un ataque que sufrí en 2018, y esta es la novena vez que he tenido que ser hospitalizado por complicaciones derivadas de ese episodio. Actualmente no hay pronóstico para mi alta. Mi más sincero agradecimiento a todos en este momento. Un gran abrazo a cada uno y repito: ¡volveremos!", concluyó.
Bolsonaro fue internado mientras hacía un viaje de campaña por el noreste de Brasil, a pesar de que la Justicia lo inhabilitó para postularse a cargos públicos hasta 2030 por sembrar dudas infundadas sobre el sistema de votación electrónica, algo que el expresidente atribuyó a una "persecución política".
A fines de marzo, la Corte Suprema resolvió que vaya a juicio por intento de golpe de Estado, acusado de instigar el asalto a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia del 8 de enero de 2023 para impedir la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva. Si es encontrado culpable, podría ser condenado a 30 años de cárcel.