El encuentro en Casa Rosada del presidente Milei y parte de su gabinete con una buena porción del bloque de diputados de la UCR sirvió como cierre y apertura de un año movido. Cierre de un período legislativo bastante exitoso para el oficialismo, que supo leer las necesidades de los distintos bloques dialoguistas y convertirlos en aliados ocasionales. Supo hacer acuerdos con quienes antes describía como la casta a combatir. Y eso implica una apertura de año electoral que lo encuentra en condiciones inmejorables para sumar bancas y -sobre todo- hegemonizar la oferta de derecha.
En relación con lo primero, tras unos pasos tambaleantes intentando aprobar la primera versión de la Ley Bases, el Gobierno fue cambiando de socios pero siempre con los objetivos claros. Primero se sirvió de la asistencia del bloque Encuentro federal, con Miguel Ángel Pichetto como figura rutilante, pero cuando se empezaron a incumplir ciertos compromisos -una constante en la gestión libertaria- fue buscando otros socios. De hecho, entre los diputados más detestados por el triángulo de hierro mileísta se encuentran Nicolás Massot y Emilio Monzó, integrantes de ese bloque.
La situación del hoy detenido en Paraguay, Edgardo Kueider no fue única, ni en el Senado ni en Cámara baja. Los diputados tucumanos que responden al gobernador Osvaldo Jaldo rompieron con el bloque de Unión por la Patria y auxiliaron al gobierno en todo lo que los necesitó. Lo mismo sucedió con otros legisladores de origen peronista que siguen las órdenes de sus gobernadores. El manejo discrecional de los fondos coparticipables fue la mejor arma de un gobierno que arrancó débil en lo legislativo pero que se fue fortaleciendo a partir del toma y daca de la política. En la sesión que logró la expulsión de Kueider, la senadora Anabel Fernández Sagasti lo definió de un modo contundente: “Milei describió como ratas a los integrantes del Congreso pero él se convirtió en el flautista de Hamelin”.
La última representación de estas alianzas de intereses o “de casta” la protagonizan los dirigentes de la UCR. De aquellos cinco “radicales con peluca” que permitieron sostener el veto presidencial a la fórmula de movilidad jubilatoria, se pasó a un encuentro con 13 diputados del bloque, algunos de ellos con la insólita situación de continuar integrándolo a pesar de haber sido expulsados del partido por su connivencia con el oficialismo.
El propio Rodrigo de Loredo, titular del bloque, lo reconoció: “El radicalismo es el que más ayudó al presidente y lo vamos a seguir haciendo en 2025”. Por eso, el encuentro de esta semana fue claramente una señal a Mauricio Macri de que se puede avanzar sin el acompañamiento del PRO. La queja del ex presidente hace una semana tiene razón de ser. Los amarillos fueron completamente consecuentes con las iniciativas, vetos y proyectos de los libertarios y, sin embargo, llegan a fin de año con la sensación de que se les quiere birlar por completo la representación de la derecha argentina.
El desdoblamiento de las elecciones en la ciudad de Buenos Aires parece ser parte de la asunción de ese cortocircuito con La Libertad Avanza. Es que, para algunos analistas, la famosa madre de todas las batallas no se librará en 2025 en la esperable provincia de Buenos Aires sino en CABA. El oficialismo nacional entiende que, aún perdiendo en la provincia, igual gana diputados por las características de la porción de la cámara que se renueva. Por eso creen que tienen mucho más para ganar en la Ciudad.
Si LLA realiza una oferta electoral autónoma y lograra derrotar al PRO en CABA, conseguiría dos valiosos senadores pero -sobre todo- lograría terminar de destronar a Mauricio Macri como líder de la derecha. Nos referimos individualmente al ex presidente porque la pretensión de Milei y su ministra Patricia Bullrich se centra en él y no en los demás dirigentes del PRO, a los que buscan seducir.
Bullrich es, además, el enlace con el bloque de De Loredo, lo que da aún más razones para entender cuál es la estrategia. El apoyo público que Javier Milei brindó a Cristian Ritondo luego de las denuncias en su contra y el entendimiento que tiene con gobernadores como Rogelio Frigerio y Marcelo Orrego hace prever que algunos cambien con suma facilidad el amarillo por el violeta. Por estas horas, la ministra de Seguridad se cruza en la red social X con su ex contendiente en la interna de JxC, Horacio Rodríguez Larreta y quizás Macri esté meditando acerca de la conveniencia de todos sus apoyos durante 2023.