El nuevo fenómeno de las finanzas virtuales, las llamadas criptomonedas, aún no han sido analizadas por el Papa. Pese a que Francisco aún no se refirió al tema no quiere decir que no haya especialistas de la Iglesia que no sepan de criptomonedas, que son medios digitales de intercambio que usan criptografía para asegurar las transacciones, los blockchain que son cadenas de datos o transmisiones financieras que no pueden ser alteradas, o el bitcoin, que es una criptomoneda descentralizada y un sistema de pago que no requiere del Banco Central o administración única para su funcionamiento porque opera en una red de nodos.
Augusto Zampini Davies, sacerdote y teólogo moral, trabajó cinco años en el Vaticano y allí recibió las primeras propuestas para que el gobierno del papa Francisco se sume a las finanzas digitales. Lo iban a ver a él porque este cura tiene su particularidad. Antes de ordenarse cura se recibió de abogado, trabajó en el Banco Central argentino, luego fue directivo de la primera AFJP del país e integró un estudio jurídico internacional en la defensa de empresas multinacionales.
A los 40 años, Zampini profundizó sus estudios de la ciencia y fe. De allí que vivió 15 años en Inglaterra donde se formó en la teología moral, con doctorado y posdoctorado, pero fue en la Santa Sede que Jorge Mario Bergoglio lo puso a prueba. Una de las tareas más difíciles que le encomendó fue la preparación de un encuentro inédito en la historia de la iglesia, el Sínodo Amazónico, donde por primera vez un territorio y su particular población fueron la atención durante casi un mes de sesiones en el Vaticano.
Zampini Davies a los 50 años salía, cada tarde, del Vaticano en bicicleta y con el cleriman puesto hasta el barrio Trastévere, al Palacio San Calixto, donde funciona el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral. No tuvo descanso. A los pocos meses el Papa argentino le encargó otra tarea: la Comisión COVID-19. Debía interactuar con centros de estudios, científicos, empresarios, dirigentes sindicales, políticos, economistas, intelectuales y miembros de las iglesias, que querían encontrar el agujero al mate, es decir una solución a los dilemas de la pandemia que paralizó el planeta.
Luego fue restituido a su diócesis. Ahora en moto conecta toda su labor universitaria y atiende los fines de semana en una parroquia. Es el actual obispo de San Isidro, Guillermo Caride, que dirigió varios años la economía de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), quien lo presenta para hablar del complejo mundo de las nuevas finanzas virtuales a la luz del Evangelio.
El jueves en el programa radial Rezá x mí (ver link: https://www.youtube.com/watch?v=r-HWwqXSg58) el cura y experto en finanzas habló con este periodista y categórico sostuvo: “No debemos demonizar las criptomonedas” y agregó: "Tienen su lado positivo desde lo individual al ayudar a personas sin huellas financieras, que no están en los bancos, entonces no poden pedir un préstamo, no tienen un sueldo registrado y no pueden conseguir créditos. La criptomoneda como está desregulada te permite acceder fácilmente. Pero si solo la manejan los que más tienen aumenta la brecha. Puede ser buena, pero cuidado puede servir para la explotación porque tiene mucha volatilidad. Puede ayudar a la sociedad, pero cuidado gasta mucha energía y quién la regula”.
En el Dicasterio (para nosotros ministerio) del Vaticano donde trabajó Zampini abarcaban economía, ecología, ligando a las finanzas, y allí se codeó con quien dirigió varios años el banco de Inglaterra, la economista italo-estadounidense con base en Inglaterra, Mariana Mazzucato, o la creadora de la “economía de la dona”, que busca crecer dentro de los límites planetarios.
De ese ambiente que este cura pide analizar la criptomoneda “sin olvidar los cuatro pilares de la doctrina social de la iglesia, como si fuera una mesa. La primera pata es la dignidad humana, Dios nos creó únicos e irrepetibles, es el individualismo, los derechos personales y la libertad, pero nos creó en sociedad, en relación, entonces la otra para es el bien común, todo lo que no promueve el bien común social no hace florecer a la persona hacer feliz”.
Para Augusto Zampini las otras dos patas de la mesa de la doctrina social de la iglesia son la subsidiariedad y solidaridad: “Cada uno es corresponsable de su hermano, soldado o corresponsable del otro, la pregunta de Dios a Caín: ¿Dónde está tu hermano? La criptomoneda puede permitir mayor acceso a proyectos solidarios, por ejemplo, ahora que Estados Unidos está retirando la cooperación internacional entonces quienes tienen la criptomoneda podrían solventar la ayuda al no tener la centralidad del Tesoro de Estados Unidos”.
Luego pidió en el reportaje hacer un paralelismo con la moneda ordinaria. “Compro dólares, obtengo un plazo fijo, la inflación te come esos ingresos, entonces debes buscar estabilizar la moneda, que eso se ocupa el Banco Central. Veamos que la criptomoneda es muy volátil porque no tiene regulación, está sujeta a la oferta y demanda del mercado de esa moneda. Justamente la desregulación es una maravilla, pero el riesgo es la alta volatilidad y las estafas.
La criptomoneda por sí no genera la estafa es responsabilidad de quienes manejan” y entonces el teólogo de las finanzas informa que en nuestro país “en el 2017 la Comisión Nacional de Valores sacó una resolución alertando del riesgo de las criptomonedas y el año pasado la CNV abrió un registro por resolución el ‘Registro de Proveedores de Activos Virtuales’. Esto para las empresas tenés que demostrar que tenés una billetera virtual para saber qué pones y así limitar los riesgos de las estafas. Es como los bancos, pero mucho menos regulada, te permite conocer los players, los jugadores, pero si ni siquiera estás registrado hay más riesgos, más volatibilidad”.
El cura, ex abogado en las finanzas, cita el libro “la doctrina social de la iglesia nuestro secreto mejor guardado”, que reconoce “está tan bueno que lo la usan las iglesias cristianas y protestantes, y nosotros no la conocemos”, y allí está uno de los secretos respectos de las finanzas, una encíclica de Benedicto XVI donde escribió: "No podemos promover una economía financiera en detrimento de la economía real".
No puede usarse las finanzas como un casino. El Papa Francisco lo confirma con Laudato Si y Fratelli Tutti, pero a quienes lo acusan de comunista, vean Robert Shiller, nada que ver con la iglesia y premio nobel financista, dice más o menos lo mismo que nosotros: deben usarse las finanzas para la economía real porque si no ayudan a la gente” y para cerrar la entrevista Augusto Zampini Davies dejó una advertencia: “Los casinos pueden ser en cualquier moneda. No queremos una economía de casino, queremos una economía que produzca bienes, servicios, trabajo y ayude a la persona individual y al bien común. Debemos mirar críticamente desde la doctrina social de la iglesia a esta nueva tecnología que tiene potencial, pero cuidado”.
Fue San Pablo VI, el 7 de diciembre de 1965, quien escribió constitución pastoral “Gaudium et spes”, tras el Concilio Ecuménico Vaticano II donde dice: “El primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad: Pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social”. Esta cita la recordó el Papa Benedicto XIV en “Caritas in Veritate”, en el 2009, tras la última gran crisis de la banca en el 2008.