Pese a que estaba en el ambiente artístico desde hacía varios años, el nombre de Flavia Miller sonó sin parar en el verano del '98 cuando trascendió su romance secreto con Huberto Roviralta, el por entonces marido de una de las mayores divas de la televisión argentina: Susana Gímenez.
Fue la propia Miller quien reveló la historia: se grabó en una cama junto al expolista y entregó copias de ese VHS a todos los canales. Cuando la conductora se enteró, dejó sus vacaciones en Miami, regresó de urgencia a Buenos Aires y fue directo a su casa de Barrio Parque donde encontró a su pareja. El 11 de febrero sería recordado desde ese año como el día del “cenicerazo”: en medio de una fuerte discusión, Susana le revoleó ese objeto a Roviralta y le puso punto final al matrimonio.
Fue entonces que los medios posaron la vista sobre Alejandra Olga Suárez, más conocida como Flavia Miller, una actriz y vedette que había dado sus primeros pasos como extra en las ficciones del canal estatal ATC y que luego participó en un par de películas condicionadas.
Un año antes del episodio del cenicero, Moria Casán la había convocado para la inauguración de temporada de Playa Franka, la playa nudista que había emplazado años atrás en Playa Dorada, una localidad del partido de Mar Chiquita, a apenas 20 minutos del centro de La Feliz. Allí La One realizaba el famoso corte de corpiños a sus invitadas y Miller fue una de las primeras en aceptar el reto, quedando en topless ante la curiosa mirada de los visitantes.
Pero sin dudas, tras el escándalo con la diva de los teléfonos y su exmarido, su popularidad creció y le permitió participar en distintas producciones. Fue dirigida por Hugo Sofovich en Las señoritas de la cama redonda, hizo temporada en Carlos Paz con La marquita del zorro y luego con El Show del chiste, junto a Beto César y Silvia Suller, entre otros.
Luego, el mismo Sofovich la llevó a la televisión para que integre el elenco de Rompeportones, la comedia protagonizada por Emilio Disi, Jorge Martínez y Ana Acosta, emitida por El Trece y repetida hasta el cansancio en la pantalla de Volver.
A comienzos del 2000 también se animó a la música: grabó el disco Soy Tuya, que si bien nunca fue editado comercialmente, algunas de sus canciones sonaron en fiestas, boliches y en la televisión, como el caso de Me está pegando el trópico que sonó en Movete.
El día que se convirtió en meme
En el 2002, la actriz y vedette se casó con Charly, un remisero que conoció años atrás. El que tendría que haber sido uno de los días más felices de su vida, terminó en una lamentable tragedia: durante el brindis, su primo sufrió un paro cardíaco y murió minutos después. La pérdida fue para Flavia uno de los momentos más duros que le tocó atravesar ya que se trataba del único familiar que le quedaba y del padrino de su boda.
Meses más tarde, se presentó a un móvil del programa de Chiche Gelblung con gafas oscuras. "¿Te podés sacar un minuto los anteojos?", le preguntó el conductor a la mediática, antes de disparar: "No te va a cambiar la vida estar sin maquillaje". Sin saberlo, instantes después nacería uno de los memes más usados por los argentinos en redes sociales: una Flavia Miller a cara lavada que quedaría inmortalizada en la cultura popular.
Una vida lejos de las cámaras
Con el correr de los años, su presencia en los medios fue menguando y un día, quizás sin elegirlo, bajó el perfil y cambió de actividad rotundamente. "Soy recepcionista, secretaria y cajera. Todo. Soy la mano derecha de la dueña. Estoy muy bien hoy, pero me gusta siempre seguir haciendo algo en los medios. Me gustaría seguir con mi trabajo, estoy agradecida porque cuando buscaba muchos no me tomaban por ser famosa”, revelaba, en 2017, en una entrevista a la revista Paparazzi sobre su actualidad
En ese momento, reconoció que pasó momentos difíciles en el pasado, como consecuencia del escándalo con Roviralta: “En un momento me oscurecí el pelo y me achiqué las lolas para que no me reconozcan y poder conseguir trabajo". Con el tiempo, consiguió ese puesto en una exclusiva peluquería del barrio porteño de Recoleta donde aún hoy las clientas la reconocen. "Donde estoy siempre me reconocieron, hasta con barbijo. En la calle me reconocen por los ojos y me encanta que me saluden”, aseguró.