El día del debut de Gran Hermano, la producción intentó actuar rápido en las presentaciones de los participantes y uno de ellos se quejó de eso. Sucede que a Claudio Dilorenzo no le dejaron despedirse de su familia y eso lo enfureció. Por eso disparó contra Santiago del Moro y las autoridades.
Fueron 24 los jugadores que entraron a pelear por el premio mayor, aunque ya hay una menos porque Delfina fue eliminada la semana anterior. Todos tuvieron la oportunidad de saludar a sus seres queridos en la tribuna, menos Claudio. Eso se notó al aire y Del Moro aclaró que “él mismo lo pidió”. Pero no fue así.
El jugador habló con su compañera Andrea y le contó: “Fui a hablar por el tema de mis hijos. Yo me quedé medio torcido en la entrada porque no los vi. Me hizo entrar a mal, que todos pudieran ver a su familia y yo no, me dejó mal”.
“Aparte no los vi a los nenes, ellos esperaban darme un abrazo. Eso a mí me mató. No sé si fue un error, un malentendido, fueron mis hijos, la mamá de los nenes, pero me saluda Santiago y me dice 'anda para allá'. Me fui, y no me dejaron ver a nadie”, agregó.
Como la producción notó el error, decidieron hacer una comunicación: “Cuando estoy por entrar con Robertito, me voy, yo no entendiendo nada, y me pone el auricular. Cuando me lo pone y estaban mis hijos, llorando los dos, me puse a llorar. Fue terrible ese momento, encima los pusieron en las pantallas”.
Chiara, la hija de Alejandro Mancuso, contó en Gran Hermano su difícil historia familiar
Los participantes de Gran Hermano continúan en el proceso de conocerse, ya que llevan una semana y media en la casa más famosa. En este caso, Chiara Mancuso fue quien habló sobre su vida privada y se enfocó en la relación con su madre, la cual mejoró gracias a su ingreso al programa.
La hija del futbolista Alejandro Mancuso contó que cargó con la presión por el apellido y no pudo desempeñarse como cualquier otra persona. Entonces mencionó que su mamá antes de ingresar a la casa le escribió una carta que la hizo sentir mejor.
“Cuando venía para acá abrí la valija y tenía una carta de ella que decía: ‘Hija, estoy muy feliz de que cumplas tu sueño. Yo no te voy a juzgar por nada. Sé vos, te voy a estar mirando siempre”, indicó a sus compañeros y rompió en llanto.
Y agregó: “Eso me dejó mucho más tranquila, porque yo siempre como que me sentí muy juzgada por ella. Hasta que entendí todas las cosas que ella vivió y que fue desde ahí que ella me juzgaba”.
Contó que desde su punto de vista le enseñó otra visión de la vida. “Yo soy muy rebelde y la volví loca. Fui una hija muy difícil. Pero bueno, estoy contenta”, concluyó.