En pleno 2024, donde los roles y mandatos familiares cambiaron, un análisis de la ONG Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) advirtió sobre las enormes diferencias que existen entre Argentina y el resto del mundo respecto de las tareas de cuidados. Además, hizo hincapié en que es uno de los motivos que causa mayor estrés en las familias.
El ojo está puesto en un sistema laboral que ya no acompaña las necesidades de los trabajadores. La ley de trabajo en Argentina se enfoca solo en el embarazo y el nacimiento, pero toma en cuenta el cuidado posterior ni la participación de los padres en la crianza.
Los padres que tienen trabajo formal solo acceden a dos días de licencia cuando nace su bebé. Después de eso deben volver al trabajo, sin la posibilidad de estar con su hijo en sus primeros meses de vida.
En el caso de las madres, las licencias les permiten estar solo durante los primeros dos meses, aunque continúen amamantando, pero después deben conseguir alguien que cuide de su bebé cuando tiene que volver a trabajar.
Según lo observado por ELA, estas licencias no incluyen a las adopciones ni tampoco permisos para controles médicos, reuniones o actos escolares, ni para cuidar a un familiar enfermo. Hablar de licencias es sólo una parte, pero una muy importante, de cómo empezamos con el cuidado de las personas de nuestra familia.
Asimismo, en Argentina la cuestión de las licencias se encuentra muy alejada de lo que pasa alrededor del mundo. De acuerdo con un informe de la OIT, nuestro país tiene las licencias más bajas de la región y del mundo:
licencias
Argentina tiene uno de los índices más bajos de licencias.
"Por ley, en el sector privado, los varones tienen solo 2 días de corrido de licencia de paternidad. Tienen más días de examen por año, por casamiento, que por el nacimiento de un hijo. Estos días se pensaron hace ya 50 años para darle tiempo al padre de ir a registrar al hijo o hija al registro civil y luego a seguir trabajando. No había ninguna expectativa de que el varón cuide a su bebé", comentó Delfina Schenone Sienra, Directora del Área de Políticas de la ONG ELA.
En ese sentido, remarcó: "Tenemos licencias de cuidado pero solo la mitad de la gente que trabaja, entre sector privado formal y sector público, accede a alguna licencia por ejemplo de nacimiento y depende dónde te insertas laboralmente para entender cuántos días te dan o a qué otras licencias tenes acceso".
Sobre la cuestión laboral, enfatizó en el hecho de que "si sos monotributista, que es algo cada vez más común, ¿qué hacés cuando tenés un hijo? Hay un sistema que ya no responde a las necesidades de la población y que debemos repensar porque hoy esto se traduce en que las familias cuidan como pueden con lo que tienen, y depende de cada familia el cuidado que logran gestionar. Esto lleva a muchísimas desigualdades, a que no todos reciban el cuidado que requieren, y además a que el cuidado implique grandes costos: porque quienes trabajan y cuidan todos los días, saben el gran esfuerzo que requiere y eso nos lleva a familias con una sobrecarga enorme".
En una encuesta de ELA junto a Equimundo en 2023, 6 de cada 10 personas con hijos afirmaron que la manera en que organizan y gestionan los cuidados es una fuente de estrés en la pareja. Además, se observó un cierto sesgo de género que hoy en día aún se mantiene, más que nada por la cuestión de que las tareas de cuidado mayormente recaen en las mujeres.
Es por eso que Schenone apuntó contra las empresas que se resisten a modificar sus protocolos y aseguró que "invertir en cuidados genera una cadena positiva donde las empresas terminan ganando y la sociedad también".
Informe ELA
Las licencias de paternidad están lejos de ser funcionales a la sociedad trabajadora.
"Hay empresas que han avanzado mucho más allá de la normativa, brindando licencias extendidas de paternidad, regresos flexibles luego del nacimiento o adopción de un hijo entre otras cuestiones y lo que ven esas empresas es que el costo es marginal frente a los beneficios que tienen que implican mejor clima laboral, retención de talentos, mayor compromiso de sus empleados con la empresa, como así también mejor rendimiento en el trabajo", indicó la dirigente, mientras agregó que "cuando las personas se sienten acompañadas por sus ámbitos laborales en las tareas que deben desarrollar para cuidar de su familia, esto genera gente mejor preparada para trabajar y dar lo mejor de sí y no viceversa".
Es por eso que advirtió: "Nuestra principal norma laboral tiene ya 50 años. La sociedad cambió muchísimo en estas últimas décadas: la inserción laboral de las mujeres, cuestiones culturales sobre las expectativas hacia cada género, las aspiraciones profesionales, las conformaciones familiares y las redes de apoyo para la crianza".
Soluciones en un mundo ideal: las propuestas de ELA
De acuerdo con lo publicado en el informe, desde la ONG concluyeron en que para ellos, cuidar más y mejor implicaría:
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Más jardines para infancias menores de tres años con jornada completa, disponibles para las familias que los requieran.
Más centros de cuidados y cuidado domiciliarios para los adultos mayores.
Apoyo financiero para quienes necesitan alguien que cuide a las infancias, a los adultos mayores u otro tipo de cuidado en casa.
Más tiempo de licencia para padres y madres por nacimiento, adopción. Más flexibilidad en la vuelta al trabajo.
Más flexibilidad en el horario de trabajo para turnos médicos, actos escolares y días de adaptación en jardines de infantes.
Más escuelas de jornada extendida, para que todos en la familia puedan desarrollarse laboralmente.