Caso Nora Dalmasso: hallaron ADN positivo e identificaron a Roberto Bárzola como el principal sospechoso

El hallazgo llega luego de que se analizaran muestras de 45 personas que pasaron por la casa. El dato que coincide con una huella determinada en el cinto de la bata con la que asesinaron a la mujer. La identidad la confirmó el fiscal Pablo Jávega en conferencia de prensa.

A poco más de cumplirse 18 años del crimen de Nora Dalmasso, la mujer asesinada en 2006 de la que jamás se halló su femicida, el caso parece, finalmente, avanzar hacia la identificación del posible asesino: un ADN positivo permitió determinar a Robert Bárzola como el principal sospechoso del crimen. Así lo confirmó el fiscal Pablo Jávega en una conferencia de prensa.

En las últimas horas, la Unidad Fiscal Especial actuante en la ciudad de Río Cuarto informó que se encontraron huellas genéticas de una persona de sexo masculino compatibles con pruebas colectadas en la bata y en el cuerpo de la víctima.

La noche del 25 de noviembre de aquel año, la mujer fue encontrada muerta estrangulada con el cinturón de la prenda. En el mismo, según la investigación del FBI, había un ADN de dos personas masculinas mezcladas, entre ellas el de su marido, Marcelo Macarrón y un NN.

La fiscalía a cargo de Jávega anunció que “una persona de sexo masculino figura como aportante compatible con las huellas genéticas recolectadas en cinto de bata que fuera ubicado anudado en el cuello de la víctima y de vello secuestrado en zona inguinal de la misma”, apuntó un comunicado del MPF cordobés emitido esta mañana.

Roberto Bárzola, oriundo de Río Cuarto, tenía 27 años al momento del crimen y ahora tiene 45. Trabajaba como pulidor de pisos en la casa donde se cometió el asesinato y llegó a declarar como testigo en reiteradas oportunidades. Según la nueva hipótesis, la habría violado y, luego, matado.

De esta manera, según el mismo comunicado, ya fue identificado e imputado en el expediente, donde presentó un abogado defensor. La familia de Dalmasso es querellante en la causa: Marcelo Macarrón, que fue absuelto del crimen en un juicio realizado en 2022, declaró como testigo en la causa este año.

Por otra parte, desde el Ministerio Público Fiscal de Córdoba habían anunciado que se logró separar el rastro genético de las personas involucradas y así determinar quién fue la persona que mató a Nora. Además, informaron que se sigue trabajando en el análisis del “resto del cuadro de pruebas disponible para la composición de hipótesis en función del aporte de dicho material”.

“También se trabaja en aspectos relevantes al análisis de la acción penal derivada del hecho señalado. Tales conclusiones fueron comunicadas a la familia querellante y a la persona sindicada, quien concurrió a la sede de la Unidad Fiscal para ejercer, con la debida asistencia letrada, su defensa material y técnica”, detallaron.

Nora Dalmasso, el crimen que nunca tuvo muchos sospechosos, pero ningún condenado

Nora Dalmaso fue asesinada la noche del 25 de noviembre de 2006 en el chalet de la calle 5 del barrio cerrado de Villa Golf, en la ciudad de Río Cuarto. Su marido, Marcelo Macarrón, había viajado dos días antes a Punta del Este para participar de un torneo de golf; su hijo Facundo estudiaba Derecho en Córdoba capital y su hija, Valentina, se encontraba en Estados Unidos por un intercambio estudiantil.

Su cuerpo fue encontrado tendido sobre la cama, con su Rolex puesto en la muñeca y apenas cubierto con una bata de baño de toalla. El cinturón de esa bata, fue clave para la investigación ya que estaba alrededor del cuello de Nora en una doble vuelta con lazo.

Macarrón llegó al banquillo de los acusados en los tribunales de Rio Cuarto por haber sido el instigador del homicidio de su esposa y haber contratado a un sicario para matarla mientras él disputaba un torneo de golf en Punta del Este, Uruguay.

Sin embargo, en 2022 fue absuelto y si bien el caso se había quedado sin sospechosos, la investigación seguía abierta con el foco puesto sobre el cinto de la bata de toalla con la que fue estrangulada Dalmasso, en el que se encontraron rastros genéticos que no pertenecían ni a ella ni a su esposo.

Para la Justicia, antes de ser asesinada la víctima mantuvo relaciones sexuales “semi consentidas” y en el arma homicida improvisada, el lazo de su bata, estaba la clave para resolver el crimen.

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