El desarrollo de la educación infantil en Argentina tuvo un punto de partida en el siglo XIX, cuando surgieron los primeros espacios educativos dedicados a la primera infancia. Estos establecimientos fueron fundamentales para sentar las bases del sistema de enseñanza inicial que hoy se conocen. Sin embargo, su implementación no estuvo exenta de problemas a raíz de resistencias que llegaron desde una sociedad que aún debatía el rol de la educación en las primeras etapas del crecimiento.
Los antecedentes de la educación infantil en el país se remontan a iniciativas caritativas y filantrópicas destinadas al resguardo de niños en situación de vulnerabilidad. Recién ta mediados del siglo XIX comenzaron a surgir propuestas educativas estructuradas para la primera infancia, inspiradas en modelos europeos. Dentro de este contexto, una de las figuras más importantes fue Juana Manso, quien promovió la creación de un jardín de infantes con un enfoque innovador para la época.
El concepto de educación inicial, lejos de ser un fenómeno aislado, se enmarcó en un proceso más amplio de consolidación del sistema educativo argentino. Este nivel de enseñanza fue cobrando protagonismo con el tiempo, aunque inicialmente estuvo dirigido a sectores privilegiados. Su evolución estuvo marcada por debates sobre su utilidad, su financiamiento y su impacto en la formación de los niños y niñas.
Jardín juana Manso
Juana Manso
Cómo fue el origen del primer jardín de infantes de Argentina
El primer jardín de infantes financiado por el Estado en Argentina fue fundado en febrero de 1870 en la Ciudad de Buenos Aires. Su impulsora fue Juana Manso, una educadora y escritora que defendía ideas progresistas sobre la enseñanza. En este establecimiento se implementó el método pedagógico de Friedrich Fröbel, el cual promovía un aprendizaje basado en el juego, la exploración y la creatividad.
La propuesta de Manso introdujo conceptos revolucionarios para la época, como la educación mixta y el aprendizaje placentero. Sin embargo, sus ideas fueron resistidas por amplios sectores de la sociedad, lo que derivó en una serie de críticas y persecuciones en su contra. A pesar de estos obstáculos, contó con el apoyo incondicional de Domingo Faustino Sarmiento, quien veía en la educación inicial un pilar fundamental para el desarrollo del país.
Jardin Juana Manso
Juana Manso
En la revista Anales de la Educación Común, publicación creada por Sarmiento en 1858, se mencionan los primeros jardines de infantes y su función dentro del sistema educativo. Se destacaba su rol en el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales, fomentando la atención, la observación y la curiosidad en los niños. Más allá de la enseñanza de la lectura y la escritura, se buscaba estimular el pensamiento y la capacidad de raciocinio desde una edad temprana.
En 1875, la provincia de Buenos Aires sancionó una ley que establecía la creación de jardines de infantes como parte de la labor de los Consejos Escolares. A partir de esta normativa, en 1885 se inauguró el primer jardín en la ciudad de La Plata. Posteriormente, la Ley 1420 de 1884 impulsó la apertura de más establecimientos en distintas localidades del país, aunque su implementación quedó sujeta a la disponibilidad de recursos en cada jurisdicción.
Uno de los hitos más importantes en la institucionalización del nivel inicial ocurrió en 1884 con la creación del primer jardín de infantes anexo a la Escuela Normal de Paraná. Sara Eccleston, como su directora, fue una de las maestras estadounidenses traídas por Sarmiento para contribuir a la formación docente en Argentina. En 1886, Eccleston impulsó un curso de capacitación para maestras especializadas en kindergarten, sentando así las bases para la profesionalización de la enseñanza en esta etapa educativa.
Aunque el acceso a los jardines de infantes en sus inicios estuvo reservado para los hijos de familias acomodadas, con el tiempo su alcance se fue ampliando. A lo largo del siglo XX, la educación inicial atravesó diversas transformaciones, afianzándose como un derecho fundamental para la infancia y un pilar del sistema educativo argentino.