Un estudio realizado en conjunto por la consultora Voices! y la asociación Win International, y que se llevó adelante en 39 estados, advirtió que la Argentina se encuentra segundo en el ranking de los países con una peor evaluación del grado de agobio por diferentes motivos, con un 54%. El listado lo encabeza Perú, con un 59%, mientras que por detrás se ubican Nigeria (51%), Laos (50%), Ecuador (46%), Grecia (43%) y Serbia (40%).
En diálogo con C5N, la psicóloga Giselle Vetere explicó de qué se trata el estrés de fin de año. "Es un fenómeno muy común. No es un trastorno mental, sino un malestar momentáneo. Tiene que ver con un desborde frente a tantas demandas, como familiares y personales. Es sentir que hay que responder a un montón de situaciones", definió.
Por su parte, su colega Daniel Dauria marcó la reacción de los que padecen una sobrecarga de fin de año. "El estrés es una respuesta natural ante una situación que uno percibe como desafiante o como peligrosa. Cuando esto se torna prolongado, puede causar ansiedad, depresión o trastornos. En cuanto a los festejos habituales de diciembre, suele asociarse con la alegría pero muchas personas experimentan elevados niveles de este estrés", señaló en diálogo con C5N.
"Este mismo estrés se diferencia entre eustrés y distrés. El primero corresponde a una respuesta adaptativa y el segundo a una desadaptativa. Es cuando los niveles de estrés sobrepasan las herramientas adaptativas del sujeto, generando grandes oleadas de cortisol en el cerebro. Si esto se tiene en cuenta, se puede abordar al estrés de fin de año como un estrés malo, como consecuencia de la mala gestión y acumulación del estrés sostenido y prolongado durante el año y desencadenado por los eventuales compromisos y exigencias de la época del año", sumó la psicóloga Luz Perrone con C5N.
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Algunas personas sufre un aumento del estrés en diciembre.
Las sobredemandas y las reuniones en las Fiestas como parámetros cruciales
Para un nutrido grupo de la población, diciembre es el mes del año con mayor actividades y en algunos casos esta situación conduce a una demanda excesiva de compromisos, lo que es clave para que se produzcan presiones. "Este fenómeno ocurre cuando hay una agenda sobrecargada de eventos, como situaciones en los colegios, encuentros con amigos o despedidas de año. Son situaciones que cuando cargan a la gente, que generan mucho malestar, porque es como que se tiene que cumplir con todo", expresó la psicóloga Paula Ruggero con C5N.
En esta línea, Dauria se refirió a la acumulación de tareas: "Hay mucha gente que quiere compensar en diciembre lo que no pudo hacer en los otros 11 meses, lo que genera una conducta de agitación. Por ejemplo, los gimnasios tienen un mayor tasa de gente que se anota en diciembre y lo mismo se ve en los centros de nutrición".
En tanto, advirtió por el rol de las desavenencias familiares. "Se pueden intensificar en los días finales del año porque si alguien sabe que se encontrará con un familiar que no vio en todo el año porque está peleado, se genera un gran estrés por una sensación de obligación de compartir con personas con las que no hay una buena relación. Allí aparece una fuente de desacuerdos y conflictos. A pesar de que en las Fiestas el contacto sólo sea sea de cuatro o cinco horas y el año es mucho más largo, ese pequeño intercambio es suficiente para una cosa catastrófica", marcó.
"Dentro de los encuentros también está presente la frase 'todo tiempo pasado fue mejor', que es emblemática porque muchas veces ocurre que en los encuentros familiares, las cosas ya no son como antes porque hay personas que no están o porque cuando uno es niño, tal vez lo que espera es el regalo y cuando crecemos tenemos más claro de que esa ilusión, quizás está perdida", agregó por su parte Ruggero.
En este marco, la psicóloga hizo alusión a los grupos que no desean reunirse con familiares: "Algunas personas piensan 'no me quiero reunir, ¿cómo le digo a mi familia?' Cuando un paciente me dice eso, lo impulso a que piense en un plan B. Por ejemplo, uno de ellos me dijo 'con mi familia no me quiero reunir, prefiero ir a darle de comer a la gente que vive en situación de calle'. Le respondí que lo haga y la familia no le reprochó nada, sino que entendió que quería colaborar con la gente que no tiene familiares".
"Para él fue una experiencia totalmente válida porque después de eso valoró su espacio familiar, que tiene un plato de comida, una casa preparada para el evento y que lo estaban esperando. Esto fue como una bisagra porque al año siguiente eligió volver a los rituales familiares pero con ganas. Entonces, las personas tienen que conectarse emocionalmente y no ir a un lugar diciendo 'hay que hacerlo' porque tal vez uno lo hace pero con desgano", añadió.
También, en tal sentido, diferenció las situaciones de los grupos etarios: "Los adolescentes o adultos jóvenes están atravesados por la variable de no involucrarse tanto con las reuniones familiares en las Fiestas, sino que tienden más a estar más ligados a su deseo. Capaz hoy dicen que la pasan con amigos o van a una fiesta. Tal vez porque nacieron con otro estilo de familia o ven poco a los padres, por lo que esa ausencia no los angustia y no sienten culpa. En cambio, varios de las generaciones más grandes cumplen a rajatabla con el designio familiar y no pueden faltar".
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La planificación de la Navidad puede generar estrés.
Redes Sociales
La función vital de las planificaciones y tener expectativas reales
Los especialistas consultados por C5N coincidieron en la relevancia de proyectar y dividir actividades para intentar prevenir que haya un amontonamiento durante diciembre, que pueda provocar un malestar vinculado con el estrés de fin de año. "Hay que evitar la procrastinación, es decir que no hay que dejar para último momento actividades y tareas de importancia tales como chequeos médicos, pagos y cobros o mudanzas", señaló Perrone.
"Una de las herramientas pragmáticas y de fácil ejecución es enumerar las actividades que deben realizarse en esta época del año, otorgándole un color según la urgencia o importancia como si fuera un semáforo: rojo para lo que no puede posponerse, amarillo para lo que debe iniciarse pero que llevará más tiempo y verde para lo que puede esperar. La visualización de estas tareas permite dimensionar y evitar la rumiación y olvidos", manifestó.
En tanto, sobre otras recomendaciones, agregó: "También se sugiere practicar actividad física o algún deporte con frecuencia para disminuir los niveles de cortisol y producir lo que se conoce como hormonas de la felicidad, que son la dopamina, serotonina, endorfinas y oxitocina. Además, se recomienda la meditación, una alimentación de estilo mediterránea e hidratación. Hay que tener expectativas realistas y no incurrir en gastos o sumatoria de compromisos innecesarios".
Asimismo, Vetere advirtió por la trascendencia de rechazar encuentros sociales y nivelar las aspiraciones. "Hay mucha gente que le cuesta decir que no y en esta época tenemos más demandas que nunca. Entonces, si una persona quiere cumplir con todas las demandas sociales o todas las expectativas, lo más probable es que se desborde. Hay que hacer pausas y aceptar que no va a salir todo divino, porque a veces las expectativas son demasiado altas", expresó.
Por otro lado, Dauria se refirió a los análisis de los hechos personales a lo largo del año, que en algunos casos generan bienestar, aunque también pueden ser armas de doble filo. "Los balances tienen que ser conscientes, hay que entender que no todo es negativo a pesar de que podría haber sido un año complejo y traumático. Uno de los consejos es anticipar estas reflexiones de fin de año y sincerarse. Por ejemplo, en noviembre e incluso octubre, uno se puede imaginar cómo se llegará a diciembre", explicó.
También, marcó el papel de "la expectativa de otras personas, que por ejemplo le dicen a otra que no consiguió novia, no se casó, no terminó los estudios, no fue al gimnasio o que lo que se habló a principio de año no lo logró. La comparación con otro, que sí consiguió distintos objetivos, juega un rol porque se provoca una tensión selectiva en ver todo lo que uno no tiene, lo que genera más estrés".
Media maratón Buenos Aires
Los especialistas recomiendan realizar deporte para afrontar el estrés.
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La influencia de las redes sociales
La Universidad de Oxford seleccionó el término "brain rot", que en español es "pobredumbre mental", como la expresión de 2024 luego de una votación de la que formaron parte alrededor de 37 mil personas.
"Hay que tener en cuenta la presión social vinculada a las redes sociales, que hacen que el gran porcentaje de la población se esté comparando, sobre todo gente más joven, con otras personas. En esta época se ven más las especies de mandatos de cómo debería ser y pasarla bien y ser felices, con decoraciones impecables, cenas riquísimas y regalos espectaculares", advirtió Vetere sobre el rol de las plataformas digitales.
En esta línea, sobre sus consecuencias, marcó que "esto atenta contra la salud mental porque la gente suele subir lo mejor, nadie sube el momento en el que la pasa mal, como el regalo que no le gustó o la comida que se quemó. Eso va de la mano de insatisfacción y estrés y aumenta la tasa de trastornos mentales".