La comunidad boliviana en Argentina: cultura, trabajo y sabor

Se consolidó en territorio argentino a fines del siglo XX, especialmente en Buenos Aires, donde tiene una gran presencia.

La comunidad boliviana en Argentina es una de las más numerosas del país, aportando no solo mano de obra, sino también una rica herencia cultural que enriquece la diversidad del país. Desde finales del siglo XX, la comunidad consolidó su presencia en diversas provincias, especialmente en Buenos Aires. Todos coinciden en una cosa: Argentina es un país de oportunidades.

Una de las principales características de la comunidad boliviana es su participación en sectores como la gastronomía, el comercio y la industria textil. Muchos bolivianos llegan a Argentina en busca de mejores oportunidades laborales, y su esfuerzo y dedicación han hecho posible que numerosos emprendimientos prosperen. Tal es el caso de Ángela Condori, que llegó al país a principios de los años 2000. “Comencé trabajando en un taller textil, y después de mucho trabajo, con mi pareja pudimos establecer esta cooperativa”, relata con orgullo.

Hoy, Ángela y su pareja trabajan juntos en esa cooperativa, y ella pudo empezar a estudiar la carrera de Trabajo Social en la Universidad. “Lo más importante es capacitarse e involucrarse para poder cambiar la realidad de uno y de su comunidad”, reflexiona. Esto demuestra la fuerte ética de trabajo que muestran los migrantes y la voluntad de buscar un futuro mejor para sus hijos y familiares.

Ángela Condori
Ángela Condori, cooperativa Vencedores

Ángela Condori, cooperativa Vencedores

Una de las manifestaciones más visibles e importantes de la cultura boliviana en Argentina son los lugares de comida callejera. Tal es el caso de la esquina de Cuenca y Bogotá, en el corazón de Flores, donde los olores, colores, ruidos y sabores inundan la esquina. “Yo vine por un año, pero me quedé y hace 20 años que estoy acá”, relata María, una vendedora de empanadas. Como recuerda, llegó en un momento muy duro del país -plena crisis del 2001- pero, con resiliencia, María remarca: “Estamos ahí, luchando”.

Estos espacios, donde se ofrecen platos típicos como salteñas, anticuchos y pique macho, no sólo deleitan a quienes buscan sabores auténticos, sino que también se han convertido en puntos de encuentro cultural. Las filas en los puestos de comida de Flores están compuestos, en su mayoría, por otros migrantes que buscan los sabores que los transporten a su hogar.

Migrantes

“Acá lo que sobra es trabajo. El que sabe trabajar lo hace bien, y para nosotras es una responsabilidad darle de comer a nuestros compatriotas”, relata Vanesa, una vendedora de sánguche de chola (un sánguche de pernil y verduras típico de La Paz). La comida callejera boliviana juega un papel esencial en la difusión de su cultura, permitiendo que tanto bolivianos como argentinos compartan y valoren esas tradiciones. Estos puestos barriales han prosperado y mucho, tanto por la habilidad de quienes los llevan adelante como de la difusión que eligen llevar a cabo. Tal es el caso de Francisca, quien llegó hace 20 años con sus cinco hijos y publica los platos que cocinan en TikTok (@franciscamamaniti62), convirtiéndose así en verdaderos embajadores de la gastronomía boliviana.

Ser boliviano en Argentina significa enfrentar desafíos, sobre todo en términos de identidad y aceptación. Como explica Ángela, lo que ocurre muchas veces es que “no tenés otros círculos, son tus compañeros de trabajo y casi siempre en lo único que te involucrás es en trabajar”. A su vez, recuerda sus comienzos, cuando tenía que trabajar en el primer taller: “Los primeros años, siempre estaba yo trabajando y mi hijo sentado al lado. Ahí nos dimos cuenta con mi esposo que debíamos empezar nuestro propio taller, y eso fue lo que hicimos”.

Migrantes

Al ser consultados por su trabajo y las dificultades que tuvieron que enfrentar, todos coinciden: “Como todo trabajo, es forzoso, pero siempre hay que salir adelante por los hijos y la familia”. Y, en cuanto a la discriminación y el racismo, antes, cuenta Francisca, “había mucha discriminación, nos decían de todo, pero ahora cambió bastante, todos son respetuosos”. “Mis hijos nacieron acá y por eso me voy a morir aquí”, cuenta emocionada María.

“Lo que yo rescaté de estar acá es que podés hacer una diferencia, cumplir metas y proyectos. Pero reconocerte que en algún momento pasaste una situación difícil”, relata Ángela. La comunidad boliviana en Argentina es un ejemplo de resiliencia y de un gran aporte cultural. No solo enriquecen la diversidad del país, sino que también subrayan la importancia de la migración como motor de desarrollo. Reconocer y valorar su contribución es esencial para construir una sociedad más inclusiva y justa.

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