Turismo en Argentina: qué destinos tienen unos laberintos impresionantes como atracción destacada

Se trata de cuatro destinos muy distintos entre sí y cada uno de ellos cuenta con su propia historia, para disfrutar y tener una actividad distinta en las vacaciones o durante los fines de semana largos.

Argentina cuenta con varios destinos turísticos increíbles que se destacan por su historia, cultura y paisajes únicos. Además, cada uno de ellos ofrecen diversas excursiones o actividades para realizar al aire libre y que son para toda la familia. En este sentido, existen algunos lugares de nuestro país que cuenta con laberintos impresionantes como atracción.

Cabe destacar que no son para cualquiera ya que adentrarse en cada uno de sus pasillos, recorrerlos a ciegas y encontrarse, más de una vez, con que no hay salida, es un desafío. Cada una de estas estructuras están diseñadas para entretener a los visitantes, entre ellos se destacan: el Laberinto de Borges, en Mendoza, al del Hoyo, en Chubut, que es el más grande de Sudamérica. Conocé uno por uno.

Cuáles son los destinos argentinos que se destacan por sus laberintos

Laberinto Patagonia, en El Hoyo, Chubut

Se trata de unos paredones de árboles de 2 metros de altura que comenzaron a plantar Doris Romera y su marido en la provincia de Chubut en el año 1996. Antes habían pasado semanas diseñando la forma ideal del circuito para luego plantar y podar hasta llegar al trazado de la actualidad. Ya en el año 2013 se convirtió en un emprendimiento turístico.

Doris explicó: "Primero hicimos la parte central, un círculo que fue el disparador. El trazado tiene la forma de un intestino o del cerebro, y muestra cómo circula la energía en el cuerpo”. Y agrega: "Fueron esenciales para su concreción la motivación, el trabajo, los conocimientos de kabbalah, historia, geometría sagrada, mitología y filosofía. Y magia. Mucha magia".

Este espacio tiene dos sectores de descanso amplios y muchas vueltas, para divertirse e incluso pasar el día ya que cuenta con confitería, un restaurante, expendio de helados, venta de pochoclos y espacios para sentarse a descansar. Está ubicado sobre una lomada de la ciudad chubutense con vistas a los cerros Pirque y Plataforma.

Es el más grande de América del Sur con 2.200 metros de senderos y cercos vivos a los que se ingresa por nueve entradas. Sin embargo, solo uno de ellas es la correcta.

Laberinto Las Toninas, en La Costa

En el partido de la Costa se encuentra el Parque Temático, Cultural y Religioso Laberinto y cuenta con una superficie de 12 mil metros cuadrados. Está armado con plantas nativas y paredes de hasta 5 metros de altura, está insertado sobre un médano natural que favorece las subidas, bajadas y escalones. Cuenta con 14 caminos, cinco entradas y tan solo una salida correcta. Durante el recorrido se pasa por un barco pirata, el auto de los Picapiedras y un mirador de 10 metros de alto.

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También se puede realizar un recorrido de noche durante las noches de verano e intentar atrapar al fantasma del laberinto.

Este parque se encuentra abierto desde el 2008 y es una atracción que incluye un patio natural con carpas, mesas y sillas con una capacidad para 200 personas que pueden ingresar para almorzar y disfrutar de algunos espectáculos artísticos. También se puede jugar al Ta-Te-Ti, Rayuela, arenero y la casita de las hadas, así como kiosco, gastronomía propia, Wi-Fi y venta de productos artesanales.

Laberinto El Descanso en Los Cocos, Córdoba

Este laberinto, creado por Juan Barbero, se encuentra en Los Cocos, Córdoba y fue realizado en 1940 como un atractivo más para el parque de su hotel El Descanso. El mismo cerro y fue reconvertido en un espacio recreativo y cultural. El objetivo de este sirio es poder llegar al Mirador, un sitio en la altura desde donde se puede observar las sierras cordobesas.

Laberinto de Borges en San Rafael, Mendoza

Se inauguró en 2003 y se encuentra rodeado por una pulpería, una bodega y la casona. El trazado tiene 8.700 m2, se encuentra a solo 20 minutos de San Rafael. Encierra enigmas por develar desde el mirador: con el trazado se forman las palabras Jorge, Luis y Borges al derecho y al revés. También aparecen el bastón de Georgie, un signo de interrogación, el número 86 (los años que vivió y en el que falleció en Ginebra), las iniciales de María Kodama, dos relojes de arena y el símbolo del infinito, en representación de la frase: “El tiempo es infinito y paralelo”. Todo el laberinto en sí conforma un enorme libro abierto. Un verdadero tributo al escritor.

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