Según su parecer, uno de las principales causas es el aspecto económico, en un momento con las cuentas familiares cada vez más ajustadas. "Es una clínica privada, las intervenciones tienen un costo y eso muchas veces también causa el enojo", señala.
Pero también hay otros factores como la angustia ante una mala noticia respecto a la salud de la mascota, la angustia luego de esperar vanamente un milagro médico y la desidia de llevar al animal a último momento, cuando ya no hay mucho por hacer. Todo esto en el marco de una sociedad cada vez más violenta en todos sus ámbitos, donde el menor temblor hace caer el delicado equilibrio de la civilidad.
Más del 60% de los veterinarios bonaerenses sufrieron algún tipo de violencia por su trabajo
Según una encuesta realizada en enero por el Colegio de Veterinarios de Buenos Aires (CVPBA), más del 60% de los veterinarios matriculados han experimentado algún tipo de violencia en su ejercicio profesional. La forma más habitual es la violencia verbal: un 81% de ellos afirmó haber recibido insultos, amenazas e intimidaciones.
Además, desde la entidad indicaron que un 9% de los veterinarios fue víctima de violencia virtual, como escraches en redes sociales y posteos difamatorios, mientras que un 10% ha experimentado otros tipos de violencia, como robos o discriminación profesional.
Sin embargo, solamente un 28% de los afectados ha tomado medidas frente a la violencia sufrida, lo que refleja una falta de recursos y apoyo para enfrentar estas situaciones. En ese marco, un 65% de los encuestados desconoce los protocolos institucionales para actuar frente a los escraches y difamaciones.
"Los resultados de la encuesta muestran que la violencia no discrimina por experiencia. Veterinarios con menos de 5 años de ejercicio y aquellos con más de 25 años de trayectoria enfrentan situaciones similares. En su mayoría, los agresores provienen de los mismos clientes o tutores de los animales, lo que es especialmente preocupante, ya que estos profesionales se encuentran en una posición de vulnerabilidad frente a quienes deberían ser sus aliados en el cuidado de los animales", señalaron desde la entidad.
"El CVPBA repudia enérgicamente cualquier manifestación de violencia hacia los veterinarios y reafirma su compromiso en promover espacios laborales más seguros y respetuosos. Es urgente que esta problemática sea abordada de manera integral, no solo desde la perspectiva de los profesionales veterinarios, sino también con la colaboración de la sociedad en su conjunto. La violencia no debe ser tolerada en ningún ámbito. Invitamos a todos los colegas a informarse, denunciar y trabajar juntos para erradicar estas situaciones", concluyeron desde el Colegio.
Asimismo, la entidad ofrece en su página web un protocolo de actuación para veterinarios frente a delitos contra el honor y un modelo de carta documento como herramientas para actuar ante estas situaciones, y creó en 2018 el Observatorio Nacional de Violencia Veterinaria, que "busca promover la toma de conciencia sobre esta creciente problemática, poner en evidencia los casos y generar un espacio de reflexión y discusión para encontrar soluciones". Hoy lleva el nombre de Claudio Bulgarella, un profesional salvajemente golpeado en 2021 en Morón.
Embed - Una PAREJA ATACÓ a GOLPES a un VETERINARIO
La situación, lamentablemente, se vive también en otras partes del mundo, con especial escalada en América Latina. A mediados de febrero, veterinarios mexicanos se manifestaron bajo la consigna "Ni un veterinario más" luego de que Héctor Hernández Cañas muriera al ser atacado con un arma blanca por parte de los tutores de una perra Yorkshire que murió por complicaciones tras una intervención quirúrgica.
Estas situaciones de agresión, más el estrés propio de la profesión, golpea con fuerza en el bienestar de los veterinarios. "A nivel global cuadruplicamos el índice de suicidio. Alrededor de un 19% de los profesionales latinoamericanos que tienen más de 10 años de profesión han pensado suicidarse. A eso sumale la violencia", expresó en diálogo con C5N.com Marcelo Zysman, veterinario con más de 35 años de carrera, docente y divulgador.
"No imagino un área de la profesión médica que reciba tanta violencia dirigida como el sector veterinario"
"Hay que entender que una cosa es el exabrupto por una situación imposible de compensar desde lo emocional. La pérdida de un animal para la gente que concurre a una veterinaria es la pérdida de un ser querido y siempre el amor es egoísta y desde ese lugar muchas veces ocurren situaciones en las cuales la gente reacciona con una violencia contenida no hacia vos, sino hacia el hecho. Un llanto feroz, una patada de un banco", plantea Zysman.
Sin embargo, "desde hace unos años se ha instalado una nueva normalidad, que no guarda un espacio muy diferente a muchas cosas que pasan con el país, en la cual, por el simple hecho de no entender, no compartir o no poder seguir el camino que el profesional marca, se desarrolla el ataque directo hacia el profesional, desde insultos e inclusive hacia golpes".
"No imagino un área de la profesión médica que reciba tanta violencia dirigida como el sector veterinario. Yo no conozco a ningún gastroenterólogo humano a quien insulten porque no se corrige la diarrea. Esto requiere realmente un estudio importante, no sé si de sociólogos o alguien que esté entendido, porque el fenómeno es tremendo y en Argentina está exacerbado", apunta.
Además, remarca que "no estamos formados para resistir la violencia". "Somos profesionales que hemos estudiado para la vida, para el bien ser, para el bienestar. No para repeler violencia. Entonces, permanentemente estamos con el problema", subraya.
Marcelo Zysman veterinario
Marcelo Zysman tiene más de 35 años de experiencia como médico veterinario.
Redes sociales
Por su parte, María Emilia, estudiante avanzada de Medicina Veterinaria en la Universidad Nacional de La Plata y trabajadora en una clínica 24 horas de la capital bonaerense, esgrime que "existe la mala praxis, pero el 95% de los animales que vienen a la veterinaria mueren por culpa de sus dueños".
"El atropellado muere porque no lo tuvieron bien con su correa; el que viene con parvovirus, porque no le pusieron la vacuna y lo sacaron antes. Todo lo que uno tiene que saber sobre los animales lo resuelve acercándose a una veterinaria. Si levanta un perro de la calle, preguntar qué cuidados tiene que tener. Así como los padres leen y averiguan sobre cuidado de bebés, hay que hacerlo con los animales. Uno tiene que ser 100% responsable de su animal y muchas personas no lo son", enumera.
También puso el foco en la formación: "No se llega a ver todo en la facultad. Uno sale crudísimo y sin las prácticas suficientes. Necesitás laburar con alguien con más experiencia que vos que te vaya enseñando. No tenemos residencia, sabemos un poquito de cada cosa, tenemos que hacer un montón de cursos para poder perfeccionarnos".
Violencia y crisis económica, un círculo vicioso
La permanente agonía económica, que puede leerse también como una forma de violencia, tensa los ánimos y convierte a la sociedad en un polvorín que no necesita más que una pequeña chispa para estallar. La debacle de los últimos meses profundizó el problema y las agresiones, en todos los niveles, van en aumento.
"La gente no logra comprender el valor de nuestro trabajo, los aumentos que sufrimos constantemente", manifiesta Josefina Paravano, profesional en una clínica veterinaria de Caballito, y añade: "Muchos se ven superados por algunos costos o por tiempos de algunos exámenes, o al no poder acceder a otros estudios se frustran y tienden a culpar al profesional. Hay una falta de comprensión en nuestra profesión que no pasa con otros profesionales de la salud".
"También hay poca comprensión en lo que respecta a nuestra labor con seres que no pueden hablar y transmitirnos las dolencias de manera clara, necesitamos estudios complementarios. La gente espera soluciones instantáneas que muchas veces dificultan llegar a un diagnostico certero, y cuando esto sucede el enojo está dirigido hacia nosotros", explica.
Embed - El CLIMA SOCIAL en la Argentina a lo LARGO DE LOS AÑOS
Zysman menciona el hecho de que muchas personas "van a la veterinaria cuando ya no tiene otra solución que no sea concurrir; algunas se demoran esperando que el animal se cure solo pero también hay otra gente que lo hace por factores económicos, la economía familiar está dolida y deciden a esperar a ver qué pasa". "Esto juega en contra de su economía, porque lo que a lo mejor en el primer día se solucionaba fácilmente o de una manera mucho más accesible, transcurridos 3 días termina siendo más complejo y mucho más costoso. Caro, jamás", enfatiza.
Por otra parte, denuncia la existencia de la idea de que "los veterinarios no deberíamos cobrar porque amamos a los animales". "Una falacia propia de personas con muy poco cerebro, porque con ese criterio qué debería hacer el futbolista o el periodista. A partir de esa falsa hipótesis tejen lo que ellos consideran que deberían pagarnos. Y todo esto confluye entonces en esta situación tensa particularmente hostil para el profesional veterinario: 'No me lo podés curar', 'Me hiciste venir acá a gastar plata', que determina luego la agresión", relata.
"Todo tiene que ver con la economía, el tema es la importancia que uno le da al vínculo que tiene con su mascota. Vos podés amar muchísimo a tu perro pero si no le prestás atención suficiente y das por sentado que tiene que vomitar o no aprendés a cuidarlo, no averiguás las vacunas o la desparasitación, los animales no van a poder llevar una buena vida", expone María Emilia desde La Plata.
VETERINARIO1.webp
Ante las dificultades económicas, muchas personas deciden esperar antes de llevar a sus mascotas al veterinario, lo que puede agravar la situación.
"El 90% de las veces tenemos discusiones con la gente por el costo de las cosas, por el tema de los honorarios que tenemos que cobrar, porque cuando brindás un servicio tenés que cobrarlo. La gente siempre se queja de que cómo puede ser que sea tan caro, si solamente le revisé el perro y se lo toqué y le tomé la temperatura. Hay falta de respeto y de valoración de nuestro trabajo y nuestra carrera es muy complicada", lamenta.
Otro inconveniente que menciona es que "muy poca gente pone como prioridad al perro en los gastos familiares, entonces cuando un animal viene hecho bolsa, que lo tenés que internar y sale $200 mil por día, más la consulta, más estudios, es un problema porque no contemplan ese gasto".
"A nosotros nos pasa mucho que tenemos que hacer malabares porque muchos no pueden acceder a estudios complementarios como un análisis de sangre o una ecografía. A veces es muy difícil hacer nuestro trabajo sin un diagnóstico porque la gente no puede pagarlo. Y los que no pueden acceder, sus animales se mueren, no hay nada gratuito. En la Facultad cobran un mínimo pero tiene horarios muy reducidos y en horarios donde la mayoría trabaja", agrega.
La respuesta de los veterinarios a las agresiones
El problema que afrontan los veterinarios frente el crecimiento exponencial de casos de violencia es claro, pero las posibles soluciones no parecen estar tan al alcance de la mano. Según Paravano, parte de la respuesta puede estar en el Estado, aunque suena lejano ante el corrimiento del último año y fracción de tantos aspectos de la vida del país.
"Hace falta mas contención a los animales de parte estatal, tenemos un Hospital Universitario en la Universidad de Buenos Aires (UBA) que sufrió un recorte este ultimo año. Hay pocos turnos de castraciones o son difíciles de conseguir en puestos del Gobierno de la Ciudad. Zoonosis tiene poca disponibilidad y profesionales. Hay que realizar una inversión importante en estos aspectos y entender que es una problemática de salud pública, alivianar un poco a la gente colaboraría con la situación que atraviesa nuestro país", asegura.
Por su parte, Zysman pone el foco en "los colegios y los consejos, que han sacado una serie de comunicados, algunos han hecho algún curso para que sepamos cómo transitar o evitar estas situaciones". También hubo "alguna charla aislada con algún abogado pero están muy lejos de los colegas, porque esto pasa en forma continua día a día; ya deberían tener organizado un comité de crisis, un equipo de psicólogos y de abogados capaces de asesorarte, porque lo que va mucha veces el colega a buscar es este asesoramiento".
Otra herramienta clave es la comunicación. "Ya no alcanza con ser un buen médico. Vos vas a interactuar con personas, además de animales. Entonces, tenés que generar espacios y habilidades blandas que permitan comunicarte con la gente y explicar todo. Todo, hasta lo irrelevante e inclusive aquellas cosas que ya son de por sí entendidas por default. Se explica todo, se comenta todo. Se sugiere que te hagan preguntas. ¿Quedó claro este tema? ¿Tiene alguna duda respecto a esto o a esto otro? Este es el primer paso", propone Zysman.
"Segundo paso: autorizaciones firmadas para todo tipo de procedimiento que pudiese involucrar algún grado de avance sobre el paciente, en la cual esté claramente estipulado el procedimiento a realizar riesgos y beneficios", agrega.
"Otro tema que sería muy importante también dentro de esto es conversar con el equipo sobre modalidades a instituir frente a un posible agresor. O agresora: las mujeres son mucho más agresivas que los hombres en estos casos, por lo menos en mi experiencia. ¿Cómo nos manejamos todos en conjunto? ¿Qué hacemos?", concluye.